La concejalía de Gobernación del Ayuntamiento de Peñíscola ha hecho balance de la actuación policial del primer semestre del año destacando la atención a más de 8000 avisos e intervenciones. Destacan los servicios humanitarios y auxilios, con un total de 855, alrededor del 10% del total de servicios efectuados; concretamente se trata de atenciones en accidentes, caídas, acompañamientos, enfermedades mentales, rescates, extravío de menores, ancianos o atenciones a senderistas.
El segundo tipo de servicios, por volumen, son los referidos a la seguridad ciudadana con un total de 480, se trata de servicios efectuados en materia de violencia de género, agresiones, peleas o riñas; colaboración con Bomberos; robos, hurtos, daños a bienes inmuebles o desórdenes públicos. Por lo que respecta al tráfico y a la seguridad vial se han atendido 262 accidentes e infracciones.
“Top manta”
Destacan las 270 intervenciones en materia de venta ambulante no autorizada, popularmente conocida como “top manta”, como resultado de las cuales la Policía Local se ha incautado de más de 2000 artículos que han sido destruidos durante los primeros días del presente mes. El Intendente Jefe de la Policía Local, Antonio Morejón, ha destacado en este sentido que durante los meses de verano la tarea de control de la venta fraudulenta “centra buena parte de sus esfuerzos por el perjuicio que representa para el comercio local y el propio comprador que adquiere su compra sin ningún tipo de garantías”.
A este respecto, Morejón, ha asegurado que las prioridades en la gestión de estas intervenciones son ocupar el espacio para evitar que los manteros desplieguen la mercancía, evitar la venta e informar a los compradores de la infracción que supone la actividad. La denuncia e incautación de material, atendiendo a los principios de proporcionalidad, congruencia y oportunidad, ha resultado en los decomisos referidos y un total de 22 denuncias.
El control de las habituales zonas de concentración de venta no autorizada, en el Paseo Marítimo, ha provocado el desplazamiento de la actividad a las propias playas, más difíciles de controlar por parte de los agentes, lo cual ha provocado patrullas de vigilancia en playas y decomisos, así como actuaciones en las mismas en el inicio de la temporada estival.